sábado, 2 de octubre de 2010

LOS DERECHOS HUMANOS DEL TELEVIDENTE

LOS DERECHOS HUMANOS DEL TELEVIDENTE*
JOSÉ DÍAZ CERVERA

Para mis alumnos del 1º B,
a quienes algunas tragedias del país
les producen risa.

A pesar de todo su pasado truculento y de que se han documentado muchas de sus trampas, Laura Bozzo ha sido reciclada malamente por la televisión mexicana. En su pasado ha enfrentado por lo menos en dos ocasiones la acción de la justicia de su país: una por el homicidio imprudencial de una niña de cuatro años a la que atropelló a mediados de los noventa por conducir a exceso de velocidad, y otra por corrupción, derivada de su relación con Vladimiro Montesinos, capo peruano de la contrainsurgencia y defensor oficioso de narcotraficantes, a quien Fujimori designara como asesor de Inteligencia y orquestador del famoso “fujimorazo” (auto-golpe de Estado que permitió al entonces presidente de Perú tomar el poder absoluto de su país).
Quizá por este currículum fantasmagórico, TV- Azteca decidió poner en marcha un proyecto televisivo que resulta espeluznante, dadas las condiciones de deterioro en que vivimos actualmente: me refiero al programa “Laura de todos”.
La fórmula de la emisión es precisamente la que le dio a la conductora de marras la popularidad de que todavía goza en nuestro país. La emisión es un “talk-show” donde la ignorancia, la promiscuidad, los insultos, la pobreza y los instintos más bajos son los protagonistas.
Desde luego que se ha documentado de manera suficiente la falsedad de los casos presentados. En muchas ocasiones se ha comprobado que quienes aparecen en la emisión son actores informales que, incluso, son “reciclados” como tales cada cierto tiempo.
Más allá de esto, tenemos otra arista del asunto. En la emisión peruana, el propio Fujimori, o algún funcionario de alto nivel de su gobierno, llamaban a la emisión y ordenaban soluciones pragmáticas a los casos presentados (a veces obsequiando una dotación de láminas para una vivienda, otras regalando un carrito de “hot-dogs” u otorgando alguna beca para la realización de estudios, etc.), creando con ello una idea falsa de magnanimidad.
En el caso de México, Bozzo inició sus emisiones abordando el asunto de Cecilia Lora, con una intervención evidentemente sesgada a favor de la hija del rockero. Usando todos los recursos a su disposición, el equipo de TV_Azteca hurgó entre los secretos familiares de las víctimas, exhibió, hizo escarnio y denostó a la medida de su gusto, lucrando con esa tragedia.
Así, los pequeños y grandes dramas se exhiben sin pudor, mucho más que para ofrecer soluciones de fondo, para conquistar a una audiencia cuya dignidad está por los suelos; una audiencia a la que no se le concede el derecho de pensar con autonomía, una audiencia a la que no se le abre la oportunidad de tener un entretenimiento que permita el desarrollo de sus capacidades mentales y emocionales.
Algunos párrafos antes dije que un programa como éste es un proyecto espeluznante y creo que debo explicar por qué. He perdido la cuenta de cuántas aristas tiene la crisis que enfrentamos en este momento. A la crisis económica de nuestro país hay que agregar la crisis política, la crisis educativa, la crisis cultural, la institucional, la jurídica, la axiológica, la… ¿Cómo salir de esta situación? ¿De verdad le interesa a las oligarquías que salgamos de este infierno? ¿No será que, a final de cuentas, estas crisis tienen claros beneficiarios?
Creo que es tiempo de que a nivel estatal comencemos a promover una organización que ponga sobre la mesa los derechos humanos de las audiencias; una organización que organice talleres, conferencias, mesas de reflexión y todo aquello que pueda ayudar a que la televisión promueva contenidos intelectuales y emocionales que dignifiquen al televidente y no que lo atropellen.
Es claro que la solución al espectáculo abyecto que nos da la TV no vendrá del propio medio, que vive de reciclar su propia basura. La respuesta entonces debe venir del televidente y de un Estado comprometido, como lo decía Platón en “La República”, con el desarrollo cabal de las capacidades de los individuos que lo componen.
No creo que la televisión tenga una naturaleza idiotizante. Creo, sí, que el uso que le hemos dado, y nuestra ignorancia supina, nos ponen en ese terreno donde somos vulnerables. Si la televisión dice atender las demandas del espectador, construyamos entonces un espectador más demandante y mejor capacitado para relacionarse críticamente con ese medio, para que entonces los contenidos del mismo sean más dignos.
No puede ser que las televisoras promuevan proyectos como Iniciativa México, y al mismo tiempo nos endilguen a Laura Bozzo, “Pepillo” Origel u Omar Chaparro. Cuando los “coches bomba” se van convirtiendo en parte de la vida cotidiana de nuestro país, uno no puede dejar de lado cierta suspicacia y un enorme malestar por lo que viene; lo mismo pasó en Perú, lo mismo en Colombia. Detrás de “Laura de todos” hay, seguramente, un proyecto macabro encaminado a rajarnos el cuero.
No debemos, entonces, cruzarnos de brazos. Intentemos algo para no quedarnos en absoluto estado de indefensión cuando Laura Bozzo grita: ¡que pase el desgraciado…!

*Este artículo se publicó a finales de agosto, en la sección cultural del periódico Por esto! La “señorita” Laura dejó a TV Azteca después con un palmo de narices y se fue a Televisa sin ningún escrúpulo. No tardaremos en ver cómo Peña Nieto o algún funcionario del gobierno mexiquense comenzarán a usar para fines propagandísticos a esta peruana detestable.

4 comentarios:

andy dijo...

Parece como si el fin de las crisis en nuestro país fueran una utopía, donde el gobierno nos mete la idea de que no hay mal que por bien no venga.

Si reflexionáramos un poco nos daríamos cuenta que existe un control inmenso en nuestra forma de pensar y ver las cosas.

El gobierno nos tiene bien contralados, teme darnos la información necesaria que podríamos utilizar como armas para revelarnos.
Es por eso que en las instituciones de educación nos hacen memorizar y repetir las cosas en lugar de razonar.

Estoy a favor de su ONG por los derechos humanos del televidente, aunque algunos lo consideren como un ideal imposible o una pérdida de tiempo, yo pienso que si no empezamos a cambiar nuestra forma de pensar no vamos a llegar nunca a nada.

Puede que al principio se rían las mismas personas a las que se pretende ayudar, pero si con el tiempo se les demuestra a los televidentes que pueden mejorar y utilizar sus capacidades en otras cosas, las televisoras perderán fuerzas y se habrá logrado uno de los tantos objetivos.

Andrea Coronel

José Díaz Cervera dijo...

Buscar que la gente razone es laacción más impopular de nuestros tiempos.

Paola de ojos serenos dijo...

Cuando menciona: "una audiencia a la que no se le concede el derecho de pensar con autonomía", creo que todos tenemos el derecho y no necesitamos que algo o alguien nos lo conceda, lo que sucede es que no lo empleamos correctamente o a veces, ni siquiera lo usamos. Podría considerar que no estamos bien informados de nuestras capacidades, y por nuestra tendencia a simplificar las cosas preferimos no hacer el esfuerzo de entender todo lo que podemos lograr.
También creo que es necesario exponer el disgusto que nos produce a algunos el mal uso de los medios masivos de comunicación, pero que todos los que deseen participar sea por decisión propia y no por caer en un borreguismo hacía otra dirección. Por último, confieso que a mi si me causa gracia el drama barato, pero lo ideal sería no darle más importancia que a la realidad social.

José Díaz Cervera dijo...

Lo que sucede en la televisión esparte de la realidad social.